...Esta historia no ha sido escrita.... Ha sido recordada....

Escrito y Editado por:

- Esteban Chaves Aguilar (RAPKOR)

- Henry A. Céspedes Rojas (Acyrius)


FRASE DEL CAPITULO

El Poema de la Muerte y la Suerte


Caminos que se cruzan
El temor de no tenerte,
Las cadenas que no se usan
Es el nombre de la muerte.

Las palabras de un guerrero
Que se luce en la batalla,
Aunque el disparo sea certero
Su suerte nunca le falla.

Muerte y suerte van de la mano
Están juntas por alguna razón,
Si la suerte te ha abandonado
Llega con la muerte una flecha al corazón.

Un guerrero siempre busca
Muerte y suerte sabe leer,
Idiomas extraños letra brusca
Para su vida mantener.

Muchas lunas han pasado
Y el guerrero no ha caído,
En su senda la suerte ha andado
¿Leerá la suerte en su camino?




lunes, 3 de junio de 2013

Capitulo X: NUL



Tesauro me hizo caminar unos cuantos minutos mientras decidía donde amarrar los caballos, buscaba de lado a lado como si algo fuera de lo normal estuviera a punto de ocurrir y no pronuncio palabra hasta que se detuvo cerca  a una enorme roca, bajo de su caballo tomo un juego de alforjas se las coloco al hombro y camino hasta la roca, desenvaino su espada y  la apoyo a la roca, se quito las alforjas y me hizo una señal para que me aproximara. Muy lentamente y de mala gana comencé a acercarme y justo a una distancia de menos de seis metros se volteo tomo su espada y la arrojo hacia mí. Mis años de entrenamiento permitieron a mis ojos ver como la espada se acercaba pero la sorpresa de la acción no me permitió moverme; nuevamente me sentía inútil; mis músculos no se movían  ni reaccionaban, la tensión en mi mente aumentaba y mi cuerpo aun no recibía la señal hasta que.


-        Quítate.

Una de las voces que habían estado escuchando fue la que hablo con una tranquilidad tan envolvente que me devolvió todos mis sentidos y mi cuerpo reacciono, con la misma tranquilidad que me había transmitido la voz gire mi cuerpo para darle paso a la afilada espada de Tesauro la cual siguió su trayectoria hasta impactar contra un árbol rebanándole la cabeza a una enorme serpiente.


-        Te quitaste, lastima, pensé que comeríamos estofado de serpiente con oreja, pero solo nos tocara comer serpiente, JAJAJAJAJA.
-        ¿Qué te pasa…?
-        Espera chico no digas nada, no alimentes su ego.


Nuevamente una voz muy tranquilizadora hablo para mi, ciertamente debían ser una de las voces que me habían estado hablando conmigo desde el momento que toque la espada Kei de mi padre pero no pude reconocerla no la había escuchado esa voz antes.


-        Te quedaste en que me pasa… chico.

Pensé rápidamente las palabras con las que responderle a Tesauro pero sin mucho ingenio me decidí a responder.


-        ¿¡Que te pasa si acabamos de comer!?

-        Por supuesto, pero nadie puede decir que ha viajado conmigo hasta que no pruebe mi estofado de serpiente.

-        ¿Tengo que comerlo?

-        Solo si quieres volver.

-        No quiero volver.

-        No dirás lo mismo cuando esté preparado.

-        Estoy muy seguro que aun así no querré volver contigo.
 
Sin darle mucha importancia a mis palabras Tesauro encendió una fogata y coloco al fuego una olla muy particular que tenía unos seguros a los lados para la tapa, por mi parte me senté cerca de la roca y comencé a arrojar a la fogata todo lo que estuviera a mi alcance mientras Tesauro terminaba de instalar la olla y  colocarle algo de agua, después de eso tomo un cuchillo de sus alforjas y se dirigió al árbol donde estaba tendida la serpiente y comenzó a desollarla y limpiarla para poder agregarla al brebaje que me tocaría comer dentro de poco. En varias ocasiones me sentí tentado en arrojar algo dentro de la olla pero de solo imaginar que podía empeorar el sabor de algo que me vería seriamente obligado a comer decidí que era mejor no hacerlo; observe que Tesauro estaba muy entretenido limpiando la carne de la serpiente así que mientras él se divertía yo le eche una mirada diplomática a los ingredientes que él pensaba utilizar para cocinar, así que mire dentro de sus alforjas y revise ingrediente por ingrediente. Hatxiro me enseño bien; me enseño a sobrevivir de los recurso que tuviera cerca, a reconocer lo comestible de la naturaleza tanto plantas como animales; uno a uno los ingredientes fueron pasando por mis manos, de un lado de las alforjas se encontraban, papas, pimientos, cebollas, jengibre, sal, pimienta, almidón, azúcar, hierbas secas como, orégano, tomillo, albahaca, y del otro lado de las alforjas se encontraba café, yodo, vendas, algo en una bolsita de cuero que asumí era tabaco y papel. Todo estaba bien se veían ingredientes normales no podía quedarle mal a lo sumo podría quedar muy salado o sin sabor que era aceptable, también además de los ingredientes ya había reconocido la serpiente que tesauro limpiaba era de las pocas serpientes de la zona que son totalmente comestibles, carne suave sin veneno.
Perdido en mis pensamientos escuche la voz de Tesauro.

-        Ya está.


El olor del estofado llenaba el ambiente, olía muy bien, y aun no destapaba la olla, cuando lo hizo pude observar el estofado tenía un excelente aspecto, era imposible que tuviera mal sabor. Tesauro sirvió una porción y me acerco el plato con su sonrisa característica, una sonrisa molesta, falsa, engañosa, una mueca que parecía tratar de ocultar sus intenciones. El olor de ese estofado era único la verdad estaba sorprendido que a pesar que lo preparo la persona que me mantenía cautivo realmente despertaba en mi más que un apetito, despertaba gula.

-        Espero que comas de todo, porque te serví de todo.


Aun así no deseaba comer lo que me ofrecía, quería mantener mi voluntad firme, el ataco mi hogar, hirió a mi padre y a mi hermano, seguramente mato a mucho de mis camaradas de Kandrot y ahora me mantiene cautivo. No, no debía aceptar no quería relacionarme con un demonio como él, pero que otra opción se me presentaba estaba solo, atormentado por voces que no dejaban de decirme cosas y que no comprendía muy bien el porqué las estaba escuchando, a pesar de eso la aromática esencia del estofado estaba golpeando mi nariz y de alguna forma a mi estomago, ¿magia? No lo creo eso no debe existir…

Sin levantarme y sin prestarle mucha atención, decidí rechazar su oferta con un gesto de mi mano, y continúe tirando cosas distraídamente a la fogata. De repente un fuerte y delicioso olor inundo mi nariz reemplazando el aire que respiraba y ahogándome por un momento por la falta de oxigeno y el exceso de vapor, la visión de tesauro colocando el humeante plato frente de mi rostro fue lo considere la causa de mi ahogamiento.


-        Dije que espero que comas de todo y date prisa que se va a enfriar.


Trate nuevamente de rechazar la oferta lo más firme posible, evitando la necesidad de utilizar las palabras, pero de la misma manera una mano en mi hombro me impulso a tomar el plato, o al menos podía describirlo que me hizo “una amable sugerencia”.

-        Sabes que no tengo hambre, acabamos de comer.

-        Sé que acabas de comer, lo del hambre ya veremos.


La fogata crepitaba y el olor aumentaba mi hambre, en ese momento era una sensación ligera, algo que ignoraría sin problema pero la tención de esa mano me obliga a tomar la cuchara, no quería hacerlo, aun así no debía estar mal, solo no quería ser condescendiente con tesauro. Esa mano presionaba cada vez mas fuerte mi hombro, tome la cuchara, me estaba dando por vencido, mi único consuelo era que al menos no iba a estar tan horrible como imagine en un principio, olía bien, tenía un buen aspecto, no podía saber mal, lo sabía muy dentro de mí, no había veneno, yo revise todo estaba bien solo era un estofado no tenía importancia, lo comería, igualmente tenía que comer en algún momento, así que tome un poco, solo caldo, para acostumbrarme al sabor. Así que para no hacer tan dramáticas las cosas lleve la cuchara a mi boca con normalidad para probar el estofado…
En mi mente paso la frase una y otra vez.

-        Está delicioso.

-        Está delicioso.

-        Está delicioso.


Increíble era casi irracional, ese sabor era único, algo que nunca antes había probado, fue casi una explosión… una explosión que casi me quita el sentido del gusto.

-        ¡¡Puah!!
 

Estaba horrible, era impresionante no lo podía creer, era algo mas allá de un simple “sabe mal”, estaba espantoso lo tuve que escupir sin vacilación ni remordimiento, no estaba salado ni tampoco sin sabor era algo diferente, sabia podrido, amargo, agrio, y picaba en la boca, no como si tuviera picante era diferente, como pequeñas agujas que se enterraba en mi lengua haciendo que el sabor permaneciera en mi boca aun después de tomar algo de agua para calmar la horrible sensación.  La sorpresa del mal sabor fue más allá de lo que creía eran los cinco sentidos.

-        ¡¡Chico que es eso!!

-        ¡¡Me quemo, me quemo!!

-        ¡¡Reacciona, vamos reacciona!!

-        Chico has algo se nos va, se nos va.

-        ¿Que fue eso?

-        ¡El dolor, el dolor!

-        Dejen de exagerar todos, nadie se está muriendo, pero de que nos llego el sabor lo hizo y ¿que fue eso tan horrible?

-        Ten más cuidado con lo que te hechas en la boca no sea ingrato con los que no tenemos boca.


Me costaba creerlo pero al parecer hasta las voces pudieron sentir el sabor como si ellas mismas hubieran probado semejante caldo de acido y lava.

-        Eres un chico mal educado ¿sabes? Ese tipo de cosas no se hacen frente al chef.

-        ¡Es imposible no hacerlo esta horrible!

-        Tampoco se dicen ese tipo de cosas frente al chef.

-        ¿¡Cómo es posible eso!? Yo mismo revise todos los ingredientes, no debería saber así, ¿Qué le pusiste a ese estofado?

-        Amor, solo amor, no creo que este tan mal así que come sin vergüenza.

-        ¡No pienso comer eso!


Y me puse de pie. Me sentía muy seguro como el cliente que le reclama a un camarero que el platillo que le trajeron está mal o tiene una mosca en su sopa; la verdad no había contemplado la verdadera situación, yo le exponía mi desagrado a Tesauro el solo se dio vuelta y comenzó a buscar en sus alforjas, yo no entendía lo que pasaba, creía que tenía el control y que mis quejas estaban siendo escuchadas y que mi “anfitrión” entendía a punta de regaños que no terminaría ese estofado. La búsqueda de Tesauro en sus alforjas fue rápida, pero no tan rápida como su espada.
Por segunda vez su espada salió disparada de sus manos e impacto la roca que se encontraba detrás mío, provocando que varios fragmentos me golpearan como una lluvia de piedras a mi espalda, haciendo caer de rodillas, justo frente a mi plato.


-        Pues bien muchacho o comes o lo que sigue es tu cabeza, te lo dije muy claro, no hables así frente al chef.


Una vez más una de las voces hablo seria pero amigable.

-        Yo se que sabe horrible, pero debes comer, después te lo explicaré, por ahora, es la mejor decisión que puedes tomar.


A pesar de lo que dijeron las voces sobre que yo las buscaría, seguían siendo ella las que me continuaban hablando y aconsejando, aun así debo aceptar que no quería oírlas pero un consejo en medio de la nada no debería ser despreciado por orgullo.

Me puse de pie, me sacudí, retome mi plato y probé nuevamente el estofado, era un sabor impresionante, no estaba salado, tampoco estaba insípido,  no era la carne ya que también la revise y estaba bien, era un sabor más allá del amargo, era horrible tan poderoso como una tormenta en la boca, fue como si Tesauro tomara lo amargo lo condimentara con algo agrio una pisca de acido y una cucharadita de podrido. Eso no lo podía mantener en mi boca, cada cucharada se convertía en una arcada que me invitaba a vomitar, no mastique solo trate de tragarlo sin que tocara mi lengua, todo bajo el ojo de Tesauro que se espero hasta que terminara cada cucharada de mi plato, tarde casi una hora terminando todo. Cada cucharada, cada bocado de ese asqueroso estofado tenía una característica más… me daba más hambre… Si, ese sabor que aturdía provocaba la misma sensación que sentía cuando tengo hambre, justamente como si no hubiera comido en todo el día.
Por fin la última cucharada llego a mi boca y con ella mi última arcada, lo había logrado, sin vomitar.

-        ¿No entiendo porque actúas así? ¡No puede estar tan feo!

-        ¿Estás seguro que lo probaste antes de de servir?

-        ¡Por supuesto! Es más mira.


Tesauro tomo una cuchara y probo una papa.


-        ¿¿¡¡Que mierda es esto!!??

-        Lo que cocinaste.

-        ¡¡Sabe a culo!!! ¡¡¡Es más un culo no sabe tan feo!!!

-        Ya lo sabía.

-        Esta mierda de olla se daño otra vez.

-        No creo que sea la olla.


Entonces Tesauro comenzó a alegarle a la olla que había permanecido tapada en medio da la fogata. Yo solo observaba como perdía los pocos tornillos que le quedaban en su lugar, avanzada la discusión con la olla, entré en la conclusión que Tesauro estaba perdiendo la disputa verbal, hasta que en un momento de su pleito personal con la olla, decidió llegar a los golpes, y sin esperármelo le acertó una patada a la olla, mandándola a volar varios metros cerca de un guayabo, tomo su espada y se dirigió a la olla.


-        ¿Tesauro no lo sé… pero?  ¿No crees que exageras?

-        Esta olla esta mala y se soluciona de esta manera.


Entré solo por un momento en un estado de duda, después de escuchar la seguridad con la Tesauro pronuncio su respuesta. Y después trate solo por cortesía a la olla evitarle una innecesaria paliza, la cual también estaba seguro no le dolería, pero en el fondo temía que la olla no fuera suficiente para satisfacer la furia del cocinero.
 
-        No creo que golpearla haga que  cambie el sabor de lo que preparaste.


Me ignoro, elevo su espada con una mano y le realizo un corte a una rama de unos cinco dedos de grueso del guayabo, arrojo su espada y sin esperar tomo la rama y comenzó a golpear violentamente la olla y a gritarle.

-        O-lla.ma-la.no.sa-bes.co-ci-nar.con.es-to.a-pren-de-rás.

-        Tesauro en verdad no creo que funcione.

-        Si.va.a.fun-ci-o-nar.

Le estaba dando una paliza a la olla, ya entendía porque estaba toda maltratada. Espere pacientemente, la verdad no me importaba que hiciera me preocupaba que intentara hacerme eso a mí. En un momento dado la intensidad de los golpes comenzó a disminuir hasta que se detuvo.

-        ¡¡Listo!!

-        ¿Listo qué?

-        El estofado chico ¿Qué no pones atención?

-        Tesauro no es contradecir al chef pero los golpes no mejoran el sabor de las comidas.

Con cuidado Tesauro recogió la olla del suelo, los seguros de la tapa no se soltaron. Y entonces comprendí para que una olla con seguros para la tapa, volvió a abrir la olla y sirvió un nuevo plato, el estofado continuaba humeante y ese olor lleno por segunda vez el ambiente, recordándome que el plato anterior me había abierto el apetito de una manera considerable.

-        Pruébalo.

-        No.

-        Vamos, ya está bien, te gustara.

La sonrisa de Tesauro se asomo en su rostro con la misma seguridad del sol cuando se asoma todos los días por las mañanas.

-        No me gustara.

-        Te gustara, lo aseguro.

Y volvió a ofrecerme el plato, y el recuerdo de ese sabor regreso a mi mente y a mi boca. Esa sonrisa continuaba en su rostro, como una señal de la enorme seguridad que sentía de las palabras que estaba pronunciando y solo él sabía el porqué.

-        Pruébalo, por ahora será la mejor decisión que puedas tomar.

Lo mismo que dijeron las voces, de mala gana y con mucha preocupación tome el plato, ese olor era envenenantemente explosivo y delicioso como la ultima vez, me senté frente a la fogata, tome la cuchara y con ella recogí un poco del caldo, y metí la cuchara en mi boca con la triste idea en mi mente de que solo era la primera cucharada. Las posibilidad de que supiera bien, eran  las misma a que de repente la luna del sur se volviera a unir de repente, o las misma que el oráculo se pusiera un establecimiento en medio de la ciudad de Cierek solo porque le falta dinero. Por supuesto estaba todo fuera del límite de lo posible, ninguna comida mejora con golpes; de eso estaba seguro, pero así paso el estofado estaba…

-        ¡Delicioso!. ¡Verdad!

Dijo Tesauro como si leyera cada letra en mi rostro atónito, con gran satisfacción reviso nuevamente reviso sus alforjas, saco el papel y el tabaco y armo un cigarro que encendió con una rama de la fogata, camino a su caballo y saco de un segundo juego de alforjas un curioso libro que tenía una portada muy particular, era solo un símbolo redondo cruzado con varias líneas, se sentó a mi lado; mientras yo comía él estaba fumando y ojeando el libro. Termine de comer, me puse de pie,  tome el plato y se lo devolví de la misma manera que él me lo ofreció.

-        Listo, cuéntame.

Tesauro observo el plato con cuidado, lo tomo lo coloco a un lado y continuo fumando.

-        ¿Qué quieres que te cuente?

-        No lo sé, pero no me creo que me trajeras aquí solo para comer fuera, hacer un espectáculo, leer un libro y fumar un cigarro.

-        Tienes razón como que hace falta el postre, pero no quisiste donar la oreja.

El silencio inundo el sitio, sabía que él esperaba que le insistiera para que me dijera el verdadero propósito de esta salida. El humo del cigarro lleno los pulmones de Tesauro, el cual no apartaba su vista del libro, después de un momento soltó un hilo blanco de humo que se perdió con la brisa.

-        Me gusta tu paciencia chico.

Extendió el libro y me lo dio, inmediatamente tome el libro lo examine su cubierta era dura y maltratada el símbolo del centro al parecer era un combinado de piedras preciosas tan perfectamente entrelazadas que parecía una sola pieza que al parecer ya en varias ocasiones habían tratado de desprender sin aparente éxito, revise sus adentros, además de la cubierta la escritura era también extraña pero familiar, solo recuerdo haberla visto en otro sitio pero no podía recordar donde, eran letras circulares por lo general con dos puntos rojos el rededor del circulo, pasaba pagina por pagina y todo era igual en resumen no lograba entender nada.

-        Siéntate.

Me senté sin aparta mi vista del libro, y lentamente corría las páginas del extraño libro. Tesauro comenzó a hablar pero estaba tan centrado en el libro y su extraña escritura que solo puedo recordar.

-        Bla, bla, bla, bla.

Al menos hasta que las palabras que llegaron a mis oídos resultaron ser más interesantes que lo que mis ojos observaban.

-        Y así mi tátara-tátara abuelo conoció a Euraldo y a Kurava los últimos Arkinidos.

-        ¿Arkinidos qué?

-        No me estabas poniendo atención ¿verdad?

-        Por supuesto que sí.

-        ¿Cómo se llamaba mi tátara-tátara abuelo?

Los nombres pasaban por mi mente pero solo recordaba el “bla-bla-bla-bla” y cuando me di cuenta las voces de la espada comenzaron a susurrarme un nombre el cual decidí escuchar con atención ya que me habían aconsejado bien en dos ocasiones.

-        Manfredi… si… Manfredi… Johnson.

Susurraron.

-        Manfredi Johnson.

Dije con seguridad.

-        No.

-        ¡Mierda! (escuche en mi cabeza).

-        Se llamaba Tesdro Rankesh.

-        ¡¿El creador de los Tesdros?!

-        Y principal dolor de cabeza Hundros, la historia dice que él los creo pero en realidad solo fue el gran líder que los unifico y hizo que se dieran a conocer.

-        Pero mi padre acabo con el último de los Rankesh hace años atrás.

-        Pues veras creo que no pones mucha atención en momentos de tensión, y parece que no recuerdas cuando me presente en el castillo, te lo repito mi nombre es Tesauro Rankesh actual líder de los Tesdros.

-        Pues la historia dice que mi padre derroto al su anterior líder y con la caída de su líder se disolvieron los Tesdros.

-        Mi padre fue muy precavido y me oculto de las demás tribus incluso yo no lo conocí, el nunca se preocupo mucho por mi pero al mismo tiempo yo era la base de todo su plan gracias a eso estoy aquí.

Tesauro contaba esos recuerdos con su característica sonrisa lo cual me demostraba que lo hacía con alegría y gusto.

-        Ese libro que tienes en las manos me lo dejo mi padre, mi madre me lo entrego en cierta etapa de la adolescencia, al día siguiente apareció degollada al igual que mi padrastro.

Se inclino hacia mí en tono de secreto y me dijo.

-        Imagino que fue mi padre quien dio la orden, era un desgraciado.

Sonrió se aparto, fumo y continuo.

-        Podría decir que era un  monstruo, pero no puedo decirlo, sabes en este mundo hay muchos hombres…

Exhalo una bocanada de humo.

-        Que son peores monstruos… al menos peores que tú o yo. Yo hubiera hecho exactamente lo mismo. Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja. Aun así no te fijes en los pleitos de mama y papa, yo soy yo, ellos fueron ellos.

-        No me compares contigo, tu solo eres otro dolor de cabeza con nombre propio.

Dije sin pensar.

-        No chico, esta vez no, esta vez yo pienso seguir el plan original, por el cual nacieron los Tesdros hace casi doscientos años somos los únicos que creen aun en lo que creían los Arkinidos. Una de esas creencias es que los Dastier no deben posee los dos juegos de espadas.

-        Pero no poseemos los dos juegos de espadas.

-        Solo porque generación tras generación lo hemos evitado.

-        ¿Y de qué manera lo han evitado? No ha habido heredero de las Ager en no se sabe cuánto tiempo. Generación tras generación Dastier solamente ha nacido un heredero, un solo hijo.

Tesauro exploto de risa, esa risa burlesca muy a su estilo, esa risa que te corroe porque te demuestra; es más; casi te lo restrega en la cara… “No tienes ni una idea de la realidad de lo que estás hablando”

-        Mira chico no vayamos muy lejos comencemos con tu padre. ¿Crees que él estaba destinado a las poderosas espadas Kei?

-        ¿Estaba destinado a las Ager?

Tesauro sonrió muy rápidamente y respondió.

-        Tampoco, a tu padre no le tocaba nada, el gran Sardox no sería nadie si no fuera porque mi abuelo al igual que sus antepasados ha estado matando a los herederos de los Dastier. Aun así tu padre logro vivir lo suficiente para heredar el enorme poder que posee ahora, las Kei. En efecto tu padre tenía dos hermanos, uno mayor y uno menor, los cuales fueron eliminados en todo sentido, tanto su cuerpo, como el hecho de que alguna vez existieron.

-        ¡BIEN!

Respondí a pulmón.

-        ¡¡SI QUIERES SEGUIR EL TRABAJO ENTONCES COMIENZA, SIGUE LO QUE EMPEZASTE!!

-        Chico no sea idiota, nunca pidas la muerte, siempre busca lo mejor  para ti, aunque eso signifique abusarse. Ya te dije que quiero volver al plan original, matarte no forma parte de él.

Halo la ultima calada de su cigarro guardo la colilla en una cajita que tenía en su bolsillo, y luego boto el blanco y espeso humo mientras recogía el plato, para darme la espalda y rebuscar en la olla un poco de estofado, yo me mantenía estático quieto casi en la misma posición con la cual exigí mi muerte, pero solo mantenía la pose porque Tesauro elimino toda mi determinación con ese soplido. Termino de servirse, tapo la olla y la aparto de fuego, se devolvió a donde estábamos, probó la comida e hizo el gesto de alguien que acaba de probar algo que sabe exactamente a lo que debería saber y luego dijo.

-        Aun.

Lo mire por un momento, luego cuando entendí a que se refería ese “aun” el señalo la pequeña olla.

-        Esa olla venia con el libro, perteneció al mismo Tesdro y antes que él a Euraldo.

-        ¿El Arkinido?

-        Si, ¿Sabes de que está hecha?

-        Por los golpes que le diste y tomando en cuenta que solo parece antigua debe de ser de hierro reforzado con algún otro mineral.

-        No otro mineral, otro metal… valiokor para ser especifico.

Con mente más calmada respondí ante ese comentario.

-        El valiokor no puede ser usado en aleaciones, o al menos eso tengo entendido ya que veo que no dejas de sonreír y señalar la olla. Pero si en verdad fue hecha por Arkinidos no podría asegurarlo ya que no conozco nada sobre ellos.

-        Estas abriendo tu mente eso me gusta, si en efecto nadie conoce mucho acerca de ellos, justo por eso nacieron los Tesdros los últimos en creer en los Arkinidos.

-        ¿Entonces ustedes creen en los Arkinidos?

-        Si.

-        ¿Como una especie de dioses?

-        Piénsalo como quieras, una religión, una forma de gobierno o simplemente como una corriente de pensamiento, no te centres en lo de “creer en ellos” como adoración, piénsalos en creer en ellos como si ellos siempre tuvieran la razón… Creerles.

Tesauro comió rápido, lavo un poco el plato y lo guardo, se volvió a sentar pero esta vez viendo al este, tomo el tabaco nuevamente del bolso de cuero y empezó a armar otro cigarro. Con el tiempo entendí varias cosas de él, era un hombre poderoso, inteligente tanto que con el paso de los años me lo demostró, pero sobre todo Tesauro era vicioso, y ese era uno de esos vicios. Mientras él con sorprendente habilidad terminaba de armar su cigarro señalo nuevamente, esta vez apuntando hacia las montañas de la cordillera de Xakigala.

-        ¿El Xakigala?

Encendió el cigarro.

-        No solo el Xakigala mira exactamente donde estoy señalando.

Aunque el día era claro las montañas del Xakigala mantenían una constante capa perenne de nubes que no permitían ver la totalidad de la cordillera en sí, solamente las faldas de esta.

-        ¿El monte Notuy?

-        Correcto, el más alto de toda esta desolada cordillera.

-        Eres muy disperso Tesauro.

-        ¿Perdona?

-        No has terminado una sola historia desde que llegamos.

-        ¿Cómo puedes decir eso? Si eres tu el que ni atención me has puesto, apenas he estado contado una sola historia en toda la mañana.

-        Mira la historia de tu ancestro y los Arkinidos, el plan de tu padre y los hermanos de mi padre, la olla de valiokor y ahora quieres empezar con el monte Notuy.

-        Ves que no he terminado de contar mi historia eres tu el que me ha estado interrumpiendo todo este tiempo.

-        No veo relación entre ellos.

-        Justo porque así lo deseo, pero ten calma pronto podrás atar los cabos que ahora vez sueltos.

No quería admitirlo pero comencé a tener la necesidad de terminar de saber el resto, de entender a Tesauro, de saberlo todo, quería aprender, debía aprender eso me enseño Hatxiro, siempre busca lo mejor para ti, aunque eso signifique abusarse, tal cual lo dijo Tesauro. Conocimiento es poder… pensé en aquel entonces.

-        Buena idea chico, al fin piensas más sensatamente por ti mismo.

Ese fue el último comentario de las voces por ese día y con ese comentario llego el aroma del cigarro de Tesauro un olor dulce, suave y fresco que daba placer respirar, no había tenido oportunidad de olerlo antes por culpa del humo de la fogata que me irritaba ojos y garganta, el olor envolvió mi olfato ya que frente a mí se encontraba el cigarro de Tesauro.

-        ¿Quieres unir cabos? fuma entonces.

-        No lo he hecho antes… y creo que no me apetece.

-        Comparte este momento conmigo y después compartiré algo para ti.

No era tabaco era diferente, al menos el olor no era igual, ¿sería eso en verdad lo mejor? fue una pregunta que me hice por un momento y como no encontré respuesta ni en mi y ni tampoco en la voces entonces busque fuera de mi.

-        ¿Qué es? ¿no es tabaco o sí?

-        No, no lo es, se lo compró al viejo tabernero de Null, me gusta mucho y sabe mejor que el tabaco.

Tome el cigarro, estaba hecho con cuidado, pero por lo que vi también fue hecho con impresionante rapidez, me lo lleve a los labios…

-        Hazlo lento, trata de no ahogarte…

Hay cosas que no me gusta admitir pero Tesauro, me enseño a disfrutar lo que en un futuro se volvería uno de mis vicios, uno que no quise dejar.

-        Bien, muy bien, ahora solo falta seguir con mi conjunto de historias.

Tesauro se puso en pie tomo el cigarro y señalo nuevamente el Notuy, y empezó a atar los primeros cabos sueltos, y a su vez generar otros más difíciles de unir.

-        ¿Conoces la taberna de Null?

-        Si la conozco, ¿es más quien no la conoce?

-        ¿Y sabes de donde proviene el nombre de la taberna?

-        No, no lo sé.

-        Viene en honor a la antigua y abandonada Ciudad de Null, ahora, ¿sabes dónde se encuentra esa ciudad?

La lógica y el sarcasmo solo me llevaban a un solo lugar.

-        Sobre el Notuy.

-        Dentro de él, y el libro que tienes en las manos fue escrito por sus desaparecidos y ya olvidados habitantes.

-        Así que esta es su forma de escritura y ¿entiendes algo?

-        Nada, solo entiendo dos palabras, ¿sabes cuáles son?

-        Una de ellas es muerte.

El humo salió despedido de la boca de tesauro, la sorpresa en su rostro era evidente, reemplazándola rápidamente por una sonrisa y después, por una abundante risa, tal cual ironía de la vida que acabas de vivir y no la crees tan fácil, acompañado de aplausos abundantes que llenaban el ambiente.

-        ¡Correcto! ¡Bravo! ¡Impresionante!  ¿Cuál es la otra palabra muchacho? Dime Quiero escucharlo. No me defraudes.

Me alcanzo nuevamente el cigarro y espero con paciencia que fumara, cuando exhale mis palabras iban con el calor del humo.

-        ¡Suerte!

Las risas y los aplausos llenaron el ambiente, una mano se extendió para pedirme el cigarro los aplausos acabaron y solo quedo el crepitar de la fogata, Tesauro fumo y nuevamente extendió su mano para devolverme el cigarro.

-        Keigo acabas de echar en tu bolsillo la moneda dorada que nadie ha obtenido nunca, me has impresionado, me sorprendiste, cuéntame ¿cómo lo supiste? La verdad en pocas ocasiones estoy interesado en algo.

-        Lo recordé de un poema que escuche una vez.

-        ¿Donde chico? Cuéntame y prometo devolverte la historia. Yo creí extinto el poema.

-        Al igual que tu conozco al tabernero  de Null, mi padre me llevo en una ocasión  y converse mucho tiempo con ese viejo tabernero.

-        Acyrius.

-        Si, justo ese es su nombre, mi padre me dejo a su cargo mientras el realizaba unas encomiendas en las cuales yo no podía asistir con él.

-        Entonces porque te llevo a Cierek si no podías ir con él.

-         Eso es otra historia, una muy larga.

-         Continúa entonces.

-        Ese día la taberna estaba llena y alguien llego a hospedarse y Acyrius no tenía la bitácora con él entonces me dijo:
 
o   Ve y regístralo, dale el cuarto 35 las llaves están en el cajón.

o   ¿No será mejor que me quede aquí un momento mientras lo registras? Nadie está pidiendo nada, todos tienen una bebida.

o   Créeme chico va ha ser menos peligroso que vayas a registrarlo.

o   ¿No habrás querido decir “difícil”?

o   ¿Dije peligroso?

o   Si.

o   Lo dije bien entonces.

-        Hice lo que me pidió, fui al otro lado y lo registre, había un poema en la parte trasera de la bitácora uno de los versos me llamo la atención.

Un guerreo siempre busca,
Muerte y suerte sabe leer,
Idiomas externos letra brusca,
Para su vida mantener.

-        El poema de la muerte y la suerte.

-        Si así me dijo el viejo cuando le pregunte, me explico que hacía referencia que un buen guerrero podía alargar su vida si podía leer siempre el nombre de la “muerte” o el de la  “suerte” cual sea el idioma, o el tipo de letra o la situación por eso lo recordé cuando me preguntaste.

-        ¿Y Acyrius te conto algo más de ese poema?

-        No nada más.

El cigarro estaba casi consumido y tesauro lo apago y lo guardo en la pequeña cajita de madera.

-        Bien lo prometido es deuda cual historia quieres chico  Arkinidos, Null, los Tesdros, pero te hago una aclaración, ninguna de las historias tiene sentido o respuesta  las preguntas que surjan después de escucharlas, solo tú decides si quieres creer o no, yo siempre he pensado que son ciertas por lo que las comparto y los que me siguen también lo creen , es natural que no quedes satisfecho con mis palabras pero ten por seguro que escucharas  las historias completas antes que tan siquiera puedas entender mi propósito, te doy la libertad de creer porque quiero que creas, y si decides no creer, busca primero la verdad antes de criticar al que cree una mentira.

Hatxiro fue un gran maestro y al mismo tiempo sus enseñanzas fueron una opción para poder ver la obscuridad con los ojos abiertos.

-        Escucha a los demás cuando pidan una palabra porque aunque un loco hable incoherencias, su seriedad es lo que debes admirar.

Así que reafirme mi decisión; decidí escuchar, decidí conocer a tesauro, decidí aprender de él todo, lo bueno y lo malo, escuchar la historia y quien sabe terminarla.

Los pensamientos caóticos que recorrían mi cabeza por la decisión de cual historia escuchar o al menos tratar de completar, sin derecho a preguntas solo a una historia, pero tome mi decisión.

-        Cuéntame sobre Null.